Ya habrás oído que todo comienza por dentro, y puede que suene como un disco repetido… y es la purita verdad. Si nuestros sentimientos dependieran de factores externos, sería muy difícil estar bien constantemente, especialmente en invierno cuando el sol no sale y hace frío. Con el concepto de la alegría sucede lo mismo. Podemos inducirla con el firme propósito de sentirnos bien.
Los sentimientos de alegría, paz y serenidad afectan de forma positiva a tu sistema circulatorio (las venas, el corazón, los vasos sanguíneos) y a tu sistema nervioso que es el responsable por llevar a cabo todos los otros procesos de los que no eres consciente como es la digestión, la respiración, entre otros.
Es difícil a veces simularla, especialmente durante épocas de estrés, pena, cansancio o de otras situaciones que influyen en nuestro ánimo.
Te cuento un poquito: Sentimos alegría por medio de los

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¿Y cómo puedes inducir a ti mismo esa alegría y producirlas? Aquí te dejo algunas ideas:
• Agradecer por tus alimentos: Piensa en todas las manos que hicieron posible que esos alimentos lleguen a tu plato.
• Tener una práctica espiritual: Orar, conversar con el poder Divino, te ayuda a sentir que no estas solo. Sentir su presencia en tu vida.
• Simular una sonrisa en tu cara: Si, sonreír, aunque no sientas. Así le mandas una señal al cerebro.
• Caminar por un parque: Admirar la naturaleza también te mueve al momento presente.
• Dar un abrazo: Sentir la conexión con otras personas te ayuda a saber que perteneces, que eres parte de algo.
• Moverte: Hacer deporte, algo que te guste hacer.
Inténtalo, y vive mejor.
Con cariño,
Barbara Varas